15 sept 2008

Te odio pero...te quiero

TE ODIO…PERO DESPUÉS CAMBIO Y TE AMO
Msc. Ana Cristina Vargas

Había una vez un pollito llamado Pepe que había sido adoptado por sus papás cuando era pequeñito. Los amaba mucho pero cuando se enojaba decía cosas muy fuertes. Lo que le sucedía a este pollito es que experimentaba sensaciones muy intensas y era muy honesto al decir lo que sentía. También, recurría a la idea de que podía evadir el presente cada vez que no le gustaba algo. Algo así como hacen los recién casados cuando enojados piensan que se irán de nuevo a la casa en que vivían. Después aprenden que esa no es una buena opción.

A Pepe se le olvidaba el por qué no había podido vivir con esa señora gallina. Ocupaba que sus padres fueran muy pacientes y lo amaran incondicionalmente; incluso cuando se enojaba. También, necesitaba que estuvieran muy bien sentados en el sillón que tenía el nombre de “papá” y “mamá”. En algunos momentos había pasado que ellos estaban mal sentados, o se habían equivocado y estaban sentados en el sillón que se llamaba “amigos” o en el de “pobrecitos papás adoptivos” y entonces esas arremetidas del pollito los quiso sacar, hacer caer al suelo y lo peor: abandonar sus sillones de papá y mamá.

En una ocasión en que su mamá le puso un pequeño castigo él le dijo que la odiaba mucho, que era una bruja muy pero muy mala, que era muy fea, que usaba una ropa muy fea, que era muy tonta y muy mala mamá. Que deseaba regresar con su antigua mamá Rosa.

Fue así como su mamá le dijo que ella era su única mamá y aunque no le gustaba que le dijera esas cosas entendía que eso era solo “por encima” porque sabía que “en el fondo” él pensaba diferente. También, volvió a explicarle que había ocasiones en que los pollitos no podían vivir con la señora gallina original porque no todas las señoras gallinas pueden ser una mamá gallina. A ellas les ocurría que se enojaban y le daban de picotazos a los pollitos, no les traían comida, se iban y se les olvidaba que tenían que venir a cuidar de los pollitos.

Además, aunque las mamás gallinas pueden calentar a los pollitos al doblar sus rodillas y cubrirlos con sus plumas, las señoras gallinas que no saben ser mamás, cuando quieren hacer esto, se sientan o caen encima de los pollitos y los pueden majar o causar daño. Entonces, a los pollitos no les conviene vivir con esa señora gallina ni regresar con ella. Por esa razón es que, Dios protegiendo a estos pollitos, les encuentra una mamá gallina y o papá gallo.

Después de esta conversación el pollito Pepe, que era muy honesto y sincero, le dijo a su mamá que tenía razón, que cuando se enojaba sentía que la odiaba (cosa que la mayor parte de los pollitos sienten pero no se atreven a decirlo porque temen las consecuencias) pero en otras… cambiaba y la amaba mucho y le daba ganas de hacerle una canción de amor. También, dijo que esta era la mejor familia que pudo tocarle porque lo amaban mucho y no lo abandonaban nunca.





Conceptos:
Novela familiar y fantasmas

1 comentario:

Cris dijo...

Demasiado lindos tus cuentos. Te felicito y sigue escribiéndonos que mucho aprendemos.
rabee