16 sept 2008

Abuso sexual


Abuso sexual en niños y niñas



El abuso sexual a niños y niñas es una situación que desearíamos que no le ocurriera a ninguno de los niños que conocemos y mucho menos a nuestros hijos o familiares cercanos. Sin embargo, es una realidad muy presente en nuestra sociedad costarricense del pasado y de la actualidad. Lo mejor es, sin caer en una actitud paranoide, tener los ojos abiertos y estar atentos a captar cualquier señal que nos indique que los niños (as) se encuentran siendo agredidos sexualmente por personas conocidas o desconocidas. Recordando no siempre es posible evitar que dicha agresión se presente inicialmente pues está comprobado que los mayores agresores son personas de confianza y miembros de la misma familia. A pesar de ello, sí es labor de los adultos, encargados de ese niño (a), evitar que la agresión vuelva a presentarse a partir de conocida la situación.

Es importante recordar que las conductas de los niños (as) no tienen una única causa pero las siguientes se presentan, con frecuencia, en situaciones de abuso sexual.

Bueno pero a qué situaciones debemos atender y asumir como señales o indicadores de que un abuso sexual se puede estar presentando? Sin una razón aparente los niños enfrentan temores y miedos significativos.
• Presentan pesadillas y miedos nocturnos.
• Trastornos alimentarios (comer por ansiedad o falta de apetito).
• Conducta erotizada no acorde con su edad.
• Conducta sexualizada inapropiada con adultos o con otros niños (as).
• Los niños revelan que algún adulto (a) ha tocado o toca, indebidamente, alguna parte privada de su cuerpo.

¿Qué hacer cuando nos enteramos que está ocurriendo una situación de abuso sexual a un niño (a)?
•En primer lugar y como prioridad máxima procurar la seguridad y protección física y emocional del niño (a). Lo anterior, significa que el o la agresora no puede permanecer en el mismo lugar que el niño (a) y la familia, a pesar del suceso precipitante de crisis, necesita tener capacidad de protección de la persona menor de edad.
•Para ello, se requiere creerle al niño (a) y no al adulto pero respetando que el niño (a) contará la situación cuando le sea posible y a la persona que considere pertinente y no necesariamente a los padres (primos, amigos, maestra). Es importante no ponerlo a repetir una y otra vez.
•Proteger al niño (a) de la crisis familiar que puede presentarse a raíz de la revelación.
•No demostrar enojo, incredulidad ni culpabilización hacia el niño (a).
•Buscar ayuda profesional para que ayude al niño (a) a manejar los sentimientos y las posibles secuelas de lo que le ha ocurrido y a la familia para que pueda lidiar con la posible crisis emocional-familiar y posibles decisiones legales.

La debida intervención familiar, la protección física y legal de nuevos abusos y la adecuada ayuda profesional se constituyen en los pilares de una auténtica y definitiva recuperación emocional de los (las) sobrevivientes de abuso sexual.

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